Los martes
Los martes eran su día favorito de la semana. Se peinaba con esmero. No es que a su edad eso fuera muy importante, pero los martes le gustaba arreglarse. Incluso se echaba un poquito de esa colonia que le habían regalado por navidad y que guardaba para las ocasiones especiales. Y es que hacía unos pocos meses que todos los martes tenía una cita. Alguien la esperaba. Alguien que se preocupaba por ella. Alguien para quien era importante. Por eso nunca llegaba tarde. Y cuando abría la puerta, siempre las mismas palabras: buenos días doctora, hoy me encuentro mucho mejor…